Adentrarse en su espectacular naturaleza. Tenerife cuenta con 43 espacios protegidos que ocupan la mitad de su territorio. Entre ellos, destaca el Parque Nacional del Teide, un espacio volcánico virgen en el que un teleférico permite ascender hasta muy cerca de la cumbre, con unas vistas espectaculares de la propia isla y del mar, hasta donde alcanza la vista. También es posible transitar por senderos dentro del Parque Nacional.
Cielo puro y claro. La calidad del cielo de Tenerife, considerado uno de los mejores del planeta para observar las estrellas por su limpieza y claridad, le han llevado a ser designado Reserva y Destino Starlight. En la isla tiene sede el prestigioso Instituto de Astrofísica de Canarias y se levantan telescopios en los que trabajan equipos científicos nacionales e internacionales. Una experiencia inolvidable siempre será también deleitarse mirando las estrellas. Existen empresas que ofrecen esta actividad de observación con telescopios, con guías especializados y tentempié.
En el Parque Rural de Anaga, y el Parque Rural de Teno, con sus bosques de laurisilva, sus helechos gigantes y su aire de mágico cuento de hadas cautivan todos y cada uno de los sentidos de las personas que lo visitan. Además de los Acantilados de Los Gigantes, con una altura de hasta 600 metros sobre el mar, entre otros de los lugares naturales que son parada obligatoria.
La increíble experiencia de avistar cetáceos. En las aguas del suroeste de la isla, a unas tres millas de la costa, es posible navegar entre cetáceos los 365 días del año. Tenerife es uno de los mejores lugares del mundo para su avistamiento, al acoger una colonia estable de delfines mulares y de cerca de 400 calderones tropicales. Contratar una excursión con una empresa autorizada y con embarcaciones con etiqueta de ‘barco azul’, que identifica que sus avistamientos son responsables, es una experiencia absolutamente inigualable durante un viaje a la isla.
Refrescarse en playas y piscinas naturales. Las playas de Tenerife invitan perfectamente, con su sol radiante y sus excelentes temperaturas durante todo el año, a tomar un cóctel o una bebida refrescante. De arena rubia o negra (color que otorga el origen volcánico de la Isla), las hay en el norte y en el sur, y ofrecen la magnífica posibilidad de bañarse y broncearse al gusto. Las piscinas y charcos naturales, creados por la lava al solidificarse, son una alternativa igual de auténtica y gratificante.
Disfrutar de sus infinitas opciones de ocio. Pasar estupendos y divertidos momentos está asegurado en Tenerife gracias a su amplia oferta de ocio: beach clubs y roof top bars de ensueño, originales y variados espectáculos, y festivales con las estrellas más destacadas del panorama musical mundial. Pero hay otras opciones, como realizar un sinfín de actividades como kayak, windsurf, surf o buceo. El ciclismo, el senderismo o el parapente, para sobrevolar sus increíbles paisajes, están igualmente al alcance. Es un destino ideal para los amantes del running y del trail running, con multitud de senderos para disfrutar de hacer deporte en plena naturaleza.
Descubrir ciudades y pueblos que rebosan encanto. La arquitectura más vanguardista es uno de los mayores atractivos de la capital, Santa Cruz. El Auditorio de Tenerife, el Centro Internacional de Ferias y Congresos, ambas, obras de Santiago Calatrava, o el TEA, Tenerife Espacio de las Artes, de Herzog y De Meuron, son una excelente muestra. En La Laguna, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, destacan sus casonas y patios tradicionales, igual de bellos que los de otros cascos históricos que también merecen ser descubiertos, como los de La Orotava, Garachico o Icod de los Vinos, por mencionar solo tres de entre todos los que aguardan al viajero en su recorrido por la isla.
Degustar una cocina exquisita. La gastronomía tinerfeña ha evolucionado en los últimos años y ha dado lugar a una cocina creativa y original, con productos de calidad como el atún, el cochino negro o el aguacate. Todo ello acompañado de vinos locales , cuya historia se remonta al siglo XV. Las variedades de uvas, el clima y las peculiaridades del suelo volcánico de la isla hacen que los vinos sean de una originalidad y personalidad inigualables. Además, cinco restaurantes de la isla suman, en total, siete estrellas Michelin, reflejo de la calidad de una cocina que merece ser degustada.
Recrearse en sus parques temáticos inolvidables. La diversión es en Tenerife apta para grandes y pequeños. Y en los parques temáticos, repartidos de norte a sur, ésta no se acaba nunca. Desde Siam Park, un parque acuático con atracciones y toboganes para niños y mayores, a Loro Parque, ‘animal embasy’, que cuenta con toda clase de especies animales. Viajar por una jungla europea de vegetación salvaje es posible en el Jungle Park, y divertirse en un parque acuático que, además, tiene un delfinario, también, en Aqualand. Sin olvidar la experiencia de convertirse en explorador en el Parque Etnográfico y Jardín Botánico Pirámides de Güímar.
Cuidarse y relajarse Tenerife reúne excelentes condiciones como lugar de vacaciones. Desde una de las mejores plantas alojativas de cuatro y cinco estrellas de España hasta múltiples centros de spa y wellness para relajarse. Pero, además, la isla aúna una completa y moderna infraestructura sanitaria y unos profesionales con experiencia nacional e internacional que convierten a Tenerife en un lugar perfecto para combinar una estancia con la posibilidad de someterse a un tratamiento médico o quirúrgico con las máximas garantías y certificaciones médico sanitarias exigidas como territorio de la Unión Europea que es. Sin olvidar las importantes ventajas económicas que brinda frente a otros países.
Imbuirse en un mundo de tradiciones. Tenerife es una isla auténtica por sus celebraciones tradicionales. Las romerías y los bailes de magos son dos de las mejores muestras de la cultura de la isla. Desde marzo y hasta septiembre las carretas y la comida típica -con las papas y los mojos, el vino de la tierra y la carne como protagonistas-, toman los pueblos de la isla. Los días del año en Tenerife están repletos, también, de fiestas populares. Muchas de claro carácter religioso. La Semana Santa, especialmente en La Laguna, o el Corpus Christi, con parada obligada en La Orotava para admirar sus tapices de arena y flores, son muy recomendables. Y en febrero, el Carnaval toma la isla, especialmente su capital, Santa Cruz, con uno de los más llamativos, coloridos y concurridos del mundo.